A puertas del verano, la Familia Pasionista de España se ha dado tiempo para reunirse y vivir un día en torno a la unidad existente en nuestra familia. Unidad que se vio reflejada y representada en la imagen/metáfora del árbol y las ramas.
El día inició con una bienvenida a los participantes del encuentro en los jardines externos del convento pasionista de san pablo de la Cruz. Ahí se disfrutó de una rica sopa de ajo, algunas pastas entre otras cosas. Ahí se dio el encuentro entre las comunidades de Alcalá de Henares, Angosto, Daimiel, Mieres, Santander, Madrid (Santa Gema y San Gabriel) y la comunidad anfitriona de Peñafiel.
Encuentro que se siguió en el teatro del convento. Ahí después de la introducción dada por parte el superior provincial, P, Juan Manuel Benito Martín; Nati, Teodoro y René abordaron la temática del día.
Posterior a ella se disfrutó de un tiempo de relajación en los jardines exteriores mientras se preparaban la para la eucaristía. Ella fue presidida por el P. Juan Manuel y concelebrada por los sacerdotes presentes en el encuentro.
En la homilía el p. Juan Manuel Benito recalcó que como familia hacemos parte de una congregación, la cual es un árbol entre el bosque de la iglesia universal. Somos ramas que dan fruto y no una que crece y crece sobre las demás, pero que no da fruto y además está seca, es decir, no tiene vida. Una vida que es para nosotros el mejor modo de anunciar que la Pasión de Cristo es la obra más grande del amor de Dios. Una vida que nace y es alimentada por la gracia divina. misma que se vió reflejada en las nuevas ramas de la familia, representadas en los novicios de este año y de dos jóvenes.
Una vez terminado el compartir eucarístico dentro de la parroquia, se pasó al compartir en los pasillos interiores del claustro. En ese lugar se dio la comida, que partió por degustar las ensaladas y demás entrantes, y para luego deleitarse con el platillo principal, un buen lechazo asado. Todo ello acompañado de un buen vino y agua. Después de él se disfrutó de un postre, y un buen café al gusto de cada participante.
Por último, se disfrutó de un tiempo libre para que el que quiera pudiese pasear por los alrededores de la ciudad de Peñafiel, incluyendo en ello ir a visitar su emblemático y majestuoso castillo, y también para disfrutar un momento recreativo con el piscolabis en las zonas verdes del bosque del convento.
Damos gracias a Dios por los diferentes momentos vividos dentro del encuentro,
los cuales nos han unido como familia carismática.