San Pablo De la Cruz desde sus inicios tenia la inquietud de fundar un monasterio de mujeres que compartieran el mismo carisma que los religiosos pasionistas. A pesar de la voluntad del fundador, a la congregación Pasionista no fueron concedidos los Votos Solemnes, por lo que no tenía la facultad jurídica de fundar monasterios.
No obstante, alrededor de 1738 o 1739 conoció San Pablo De la Cruz a M. María Crucificada Constantini, monja benedictina de Corneto, que junto con su hermano Domingo Constantini, caminaron con San Pablo De la Cruz en vistas de la fundación, igualmente Pablo encontró en el papa Clemente XIV el apoyo necesario para el establecimiento de un monasterio de monjas pasionistas de votos simples.
La Fundación se llevó a cabo el 3 de mayo de 1771, cuando 10 aspirantes entraron con M. María Crucificada en el Monasterio de la Presentación en Tarquinia.
Hasta 1872 solo existió el monasterio de Tarquinia, hasta que fue fundando el monasterio de Mamers, Francia el 13 de abril de ese año, poco a poco se fueron extendiendo por diferentes países donde ahora siguen presentes: Belgica (1904), Estados Unidos (1910), México (1913), España (1928, fundadas por las religiosas que huyeron de la persecución mexicana), Brasil (1936), Holanda (1938), Argentina (1952), Japón (1957), Filipinas (1969), Core del Sur (1987), Colombia (1991).
En el año 2019 se celebró en Roma el primer capitulo general de la nueva congregación de las Monjas Pasionistas, según el querer De la Iglesia, bajo la dirección del papa Francisco, se había iniciado un proceso de reestructuración de la vida monástica pasionista.
De esta manera nació la Congregación de las Monjas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, su primer capítulo eligió un consejo general que animase este proceso de reestructuración de los más de 25 monasterios que se encuentran en el mundo, iniciando un camino de recreación en común, no siendo más cada monasterio como una isla, si no como parte de un árbol único que da frutos en los diferentes continentes, con diversos matices pero con una única raíz, el carisma pasionista heredado de San Pablo de la Cruz.
Que el Señor conceda vocaciones a nuestras hermanas de clausura, dedicadas exclusivamente a la oración y contemplación de la Pasión de N.S. Jesucristo.