Pastoral Juvenil

Pastoral Juvenil SCOR

EN MODO PASCUA

       Durante este tiempo de cuaresma hemos celebrado la Semana Santa, en la cual se ha profundizado en nuestra vivencia del misterio pascual, también, se ha enraizado nuestra amistad con Jesús de un modo especial, y desde los lugares en donde los adolescentes y jóvenes se han acercado para vivir este tiempo de gracia. Han sido momentos especiales y las emociones han salido a flote. 

Jesús, amistad que perdura: amor, traición, misión.

Jesús, la amistad que perdura. Tras semanas —si no meses— de prepa-ración, animación de los chavales e incertidumbre por las lluvias que se esperaban, el Miércoles Santo nos volvimos a juntar. Unos, en An-gosto; otros, en Peñafiel, pero todos con la misma intención: vivir y ayudar a vivir nuestras Pascuas juveniles en España, encontrarnos con Jesús, que es la amistad que perdura.
En Angosto nos reunimos un pequeño grupo de jóvenes universitarios. No siendo muchos, se vivenció con más intensidad la cercanía y la fa-miliaridad entre todos los presentes. Así, los momentos de compartir fue-ron muchos, permitiendo profundizar espontáneamente en los misterios de la fe y en la vida cristiana. Este mismo ambiente propició amplios espacios de silencio y oración, tan necesarios hoy en día para los jóvenes. Sin embargo, no nos limitamos a compartir entre nosotros, sino que, con los jóvenes y apoyados en ellos, pudimos animar las celebraciones y tradiciones propias de los pueblos del entorno. Entre ellas destacan el viacrucis y la procesión de Salinas de Añana, en las que aunamos antiguas formas de piedad a nuestro ritmo de Pascua juvenil, enriqueciéndonos con la expe-riencia y devoción de estas personas.
Si Angosto supuso una novedad para los jóvenes que fueron, la de Peñafiel no se quedó atrás, pues muchos, siendo más pequeños, venían por primera vez. Entre amigos, canciones, noches movidas, descansos y paseos, tuvieron cantidad de oportunidades para tratar, a su manera, con Dios y vivir la Pascua desde su perspectiva particular. Con ellos —y a su medida— preparamos las celebraciones y los momentos fuertes, y el esfuerzo mereció la pena. Así, a veces sa-biéndolo, y a veces sin saberlo, Jesús se fue haciendo presente y, como en el camino a Emaús, en su corazoncito —todavía por moldear— las palabras de Jesús y las emociones se fueron sucediendo.
Pudiera parecer que una Pascua, sobre todo entre adolescentes y jóvenes, se queda como un momento aislado en los aconteceres de la vida, pero hay que reconocer que, para muchos, puede ser un punto de anclaje e impulso para el resto del año. Ahora que estamos todos de vuelta en casa, ¿cómo seguir? Asentando todo lo vivido, procurando que deje poso y llevando a nuestras vidas la amistad de Jesús.

Colombia, Huila (Colombia)

Desde esta tierra nos comparten la alegría de un grupo de jóvenes que se han reunido para vivir la Semana Santa de un modo diferente al vincular la experiencia de Jesús con la experiencia personal de cada uno de los jóvenes y las realidades en la que viven, y desde ahí pudieron darles un nuevo sentido. 

  El P. Jesús Marín compartió en un breve escrito los momentos de la Semana Santa aplicada a la realidad de los jóvenes y adolescentes que pasan desde la alegría de ver llegar al Señor entrar en Jerusalén; el verle atravesar momentos de dolor y prueba en el camino hacia el calvario; la entrega de sí mismo tanto en la última cena como en la cruz, y la esperanza de que Él les acompañará hacia el camino a una nueva vida, resucitada y gloriosa.