Escuchemos la voz del Buen Pastor Crucificado.

Ponemos nuestro enfoque en el pasaje del buen pastor, narrado en Jn 10, 1 -21, junto con el mensaje de Hch 2 14 a.36-41, en donde encontraremos que la vocación a la vida consagrada es uno de los frutos del sacramento del bautismo, misma que es una riqueza tanto para la Iglesia como para el mundo: es un don de la Gracia divina.

Esa misma Gracia se nos ha dado a todos y con ella Cristo tiene un proyecto para nosotros: “Él quiere guiarte hacia alturas insospechadas en tu vida. Quiere hacerte feliz de verdad”[1]. Esto es lo que busca el autor de hch en este pasaje: experimentar la conversión y el bautismo para llegar a ser felices, siendo hijos de Dios y hermanos de Cristo. Felicidad inmensa, pues con ella podemos compartir y relacionarnos de manera cercana con la Trinidad. Relacionar/compartir dos palabras que nos lleva a recordar que, como religiosos estamos llamados a servir desde la cercanía con aquellos con los que nos relacionamos en nuestras comunidades, en nuestras pastorales y en nuestras familias. Encontramos la felicidad sirviendo a los demás.

Somos ese rebaño que sigue la voz del Crucificado, y entra por la puerta de su cruz; siendo capaces de afrontar el sufrimiento y los dolores del Crucificado, con la ayuda de Él mismo y ese Espíritu que ha sido prometido a los hombres: y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre (Jn 4, 16). La Cruz es también el nuevo cayado con el que Cristo, el buen pastor, nos pastorea y nos lleva a alimentarnos con los pastos de su cuerpo y los manantiales de su sangre.

Sigamos la voz que aquel que desde la Cruz nos llama y nos reúne en el pequeño rebaño que es ésta Congregación, tal y como lo expresó nuestro fundador en su lecho de muerte:

He ahí, carísimos hermanos, lo que yo deseo con todo el afecto de mi pobre corazón, lo mismo de ustedes que están aquí presentes, como de cuantos en la actualidad llevan este hábito de penitencia y de luto en memoria de la Pasión y Muerte de nuestro amabilísimo y divino Redentor, e igualmente de parte de todos aquellos que, por la divina misericordia, recibirán en los tiempos futuros la llamada a ingresar en este pequeño rebaño de Cristo Jesús.”[2].

El relato de hoy nos invita a seguir escuchando al Buen pastor y seguir permaneciendo fieles, felices y serviciales en nuestra Congregación para así lograr ser una sola familia, con un solo corazón, una sola alma y un solo pastor.

 

[1] Conferencia Episcopal Española, Ponte en camino. No esperes más:  Jornada Mundial de Oración

por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas (Vigilia de Oración por las vocaciones) 30 de abril de 2023, Editorial EDICE, p. 5.

[2] Tomado de https://trejoomar.blogspot.com/2011/10/testamento-san-pablo-de-la-cruz.html.